"... precisamente eso... que todos formamos parte de un todo... que hay que concebir nuestras decisiones como olas que afectan a todo lo demás... por lo que debemos ser responsables..."
"Aquellos que adoran símbolos, asumen una elección: estar perdidos en la identidad de otros"
Las publicidades en la TV ya no resultaban familiares , de pronto se transformaron en luces, ruidos y caos. Las viejas ideas ya no lo eran. Se habían endurecido como un musculo por el rigor mortis. Eduardo percibió su conciencia como una prisión fría, vacía y cuya estructura le era ajena.
Advirtió que estaba muerto al tercer día de su estadía en Mar del Plata, luego de que se precipitó en el hueco. ¿Pero si estaba muerto? ¿Cómo estaba vivo? Permaneció en su cuarto todo el día. Colgó frazadas en las ventanas y esperó sepultado bajo una pila de ropa.
"Mírate a ti mismo y caerás al infinito"
¿Cómo había llegado a convertirse en una aberración semejante? ¿Acaso su espíritu confundido había quedado varado entre mundos? Comenzaba a recordarlo.
Cada vez que sus párpados caían presos del cansancio, veía la mirada temerosa de Verónica, y sus reproches. La sangre reflejaba un abismo. Verónica lo miraba con sus ojos espectrales, fulgurantes como estrellas, fundiéndose en el espiral de un agujero negro.Aquellos dolorosos recuerdos formaban una caverna.
Eduardo estaba tiritando, tal vez por miedo.
Verónica se había ido.
“Tenemos que ir mas rápido”
Eduardo conducía a 140 Kilómetros por hora por Avenida Libertador, en Buenos Aires.
“Tenemos que apurarnos”, insistió Verónica. “Esta gente es importante. Podrían financiar nuestro proyecto e incluso apadrinarlo”.
Un colectivo de linea los golpeó de lado arrastrándolos contra un poste de concreto. Escucharon un chirrido ensordecedor antes del violento estallido. Vieron el metal torciendose, el cielo dando vueltas y los autos como ráfagas difusas. Ella murió al final, por una contusión cerebral aguda.
Verónica siempre quiso que la sepultasen en la costa, en la misma tumba que ocupan los restos de su padre. Había hablado al respecto en una cabaña que alquilaron en el sur. En la terraza, mientras miraban las estrellas, ella entrecerraba los ojos como si intentara percibir formas entre los golfos sombríos que separan los astros.
“Adonde sea que vaya, es el mismo lugar”, susurró.
Eduardo obedeció los deseos de su amada, pero cuando el cuerpo fue enterrado, el también cayó en la oscuridad.
¿Porque tanto apuro? ¿Para qué? Ahora, la vida se extendía como una planicie desierta.
Una parte de Eduardo se precipitó en aquel pozo oscuro del cementerio.
“Esto es una burla”, pensó. “El éxito económico genera desequilibrio”. “Su búsqueda, vacío”.
Había puesto sus sacos en el piso, antes de sentarse, ya que era de baldosas y estaba helado. Eduardo intentaba concentrarse en la pequeña pantalla de su laptop pensando que el trabajo serviría como un escudo.
- No existe el frío - Dijo una voz.
Eduardo no podía entenderla, no estaba en sus cabales y tampoco le importaba.
No existe el frío porque estas dentro de una computadora. –Continuó la voz. –Desde que tu patrón se archivó, cuando saltaste al pasaje. ¿El experimento? -Preguntó alguien, mientras muchas imágenes se amontonaban en la cabeza de Eduardo. -¿La tele transportación?
Mas allá del borde de la alfombra y sobre una mesa de ciprés, la TV se elevaba como un ídolo bizarro: Transmitían un episodio de Twilight Zone o algo similar.
Claro, claro. Es bueno que te acuerdes del experimento. Señaló una voz en off.
Si. –Dijo el actor -. Me acuerdo.
Voy a ser claro, y rápido, entiendo que es...
...una noticia delicada, pero también se que fuiste un hombre practico.
El agujero absorbió tus moléculas y las perdimos.
Eduardo sonrió, con tristeza.
Vamos a utilizar otras moléculas para reconstruirte. –Informó la voz.
Pero mi cuerpo desapareció ¿Qué soy? ¿soy yo o un clon?- Yo estoy muerto... soy solo un reflejo...
Eduardo pensó en los átomos, en las moléculas, y la materia inerte. Debía existir algún registro, una suerte de codificación similar a la genética que pudiera almacenar datos sobre los elementos sin vida. Aquellos que están esparcidos por el cosmos y sufren cambios.
“Si el cerebro de aquella persona en la TV hubiera desaparecido”, pensó Eduardo, “ y la materia que lo conformaba se transformó y mezcló con otros elementos, entonces debía existir el modo de identificarla, aislarla y reunirla. Para reintegrar su antiguo cuerpo. O... ¿Adónde había ido a parar su alma? ¿su identidad?
Eduardo sintió algo que no entendía, ¿Acaso sería capaz de llorar la muere de Verónica como su propia muerte?
Ahora te vamos a apagar unos segundos –Dijo la voz -. Tenemos que re iniciar el sistema.
Eduardo contempló la segunda ronda de comerciales, pero su mente no estaba en aquellas profusas imágenes ni sonidos burdos.
“Es así mismo”, pensó. “Este sistema que nos somete”. Somos entidades sin voluntad ni elección. Nos controla... nos controlamos... nos... “. “Aquel grupo de banqueros asesinó hoy a Verónica”, continuó ”la estructura de la escasez, una economía basada en la escasez, en la muerte”.
“Estaba muerto”. Se dijo Eduardo. “Pero estoy vivo”.
Así como aquel hombre había perdido su esencia en un tubo tele-transportador, Eduardo la olvidó cuando empezó a caminar. Y Verónica también lo había hecho. Sin embargo, la ausencia de ella lo abarcaba todo.
“Adonde sea que vaya, es el mismo lugar”, había susurrado Verónica.
Eduardo pensó en los átomos, en las moléculas, y el cosmos. Tanto él como su novia habían estudiado astronomía. La existencia o no de registros y codificaciones que pudieran almacenar datose sobre los cambios en las rocas no calmarían su dolor, y elucubrar sobre ello resultaba absurdo..
El cerebro de aquella persona en la TV había desaparecido, y la materia que lo conformaba había cambiado. Había regresado al polvo. Materia estelar, rigurosamente. El todo.
¿Entonces porque tanto dolor? “No existe tal cosa como la identidad. Aunque se encarguen de dividirnos e individualizarnos cuando nacemos”, meditó Eduardo. “Somos partículas del todo”. “Esto es un océano de energía formado por moléculas, donde algunas vibran mas rápido que otras”.
“Verónica esta aquí conmigo”.
“Estuvo en el pasado, antes de mi nacimiento, y estará siempre”
“Adonde haya ido, es el mismo lugar”
“Uno puede cambiar el universo con el pensamiento”
“¿Como?”
“Cambiándose a si mismo. Porque uno es parte del universo”
Cuando Eduardo minimizó la ventana de excel en su ordenador advirtió ya no lloraba.
¿La puerta de la verdad estaba entreabierta?. ¿Una franja de luz alumbraba la oscuridad?. El dolor se iría, perdido entre otros millones de impulsos eléctricos y tal vez Verónica.
Diego Ignacio Mur
(Se que es raro pero fue escrito sin químicos mediante)






2 comentarios:
Nadie piensa que está escrito con químicos simplemente porque si escribes bien, no precisás químicos!
Gracias :)
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